domingo, 28 de febrero de 2010

ESENCIA DEL CONOCIMIENTO

¿Es el objeto el que determina al sujeto, o el sujeto al objeto? Es la cuestión de la ESENCIA DEL CONOCIMIENTO (El Objetivismo. El Subjetivismo. El Realismo. El Idealismo. El fenomenalismo).

LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO: El conocimiento representa una relación entre un sujeto y un objeto. El verdadero problema del conocimiento consiste, por tanto, en el problema de la relación entre el sujeto y el objeto.
Hemos visto que el conocimiento se representa a la conciencia natural como una determinación del sujeto por el objeto. Pero ¿No debemos hablar, a la inversa, de una determinación del objeto por el sujeto en el conocimiento? ¿Cuál es el factor determinante en el conocimiento humano? ¿Tiene éste su centro de gravedad en el sujeto o en el objeto?

Veamos las distintas posiciones al respecto:

El Objetivismo: Según éste, el objeto es el decisivo entre los dos miembros de la relación cognoscitiva. El objeto determina al sujeto. Éste ha de regirse por aquél. El sujeto toma sobre sí en cierto modo las propiedades del objeto, las reproduce. Esto supone que el objeto hace frente como algo acabado, algo definido a la conciencia cognoscente. Esta es la idea central del objetivismo. Según él, los objetos son algo dado, algo que presenta una estructura que es reconstruida por la conciencia cognoscente.

Para el objetivismo, el centro de gravedad del conocimiento reside en el objeto; el reino objetivo de las Ideas o esencias es, por decirlo así, el fundamento sobre el que descansa el edificio del conocimiento.

El Subjetivismo: Trata de fundar el conocimiento humano en el sujeto. Para ello coloca el mundo de las Ideas, de las esencias, el conjunto de los principios del conocimiento, en el sujeto. En éste radica la verdad del conocimiento. Pero téngase en cuenta que con el sujeto no se quiere significar el sujeto concreto, individual, del pensamiento, sino un sujeto superior, trascendente.

Lo peculiar del conocimiento ya no consiste en enfrentarse con un mundo objetivo, sino en volverse hacia aquel sujeto supremo. De él, no del objeto, recibe la conciencia cognoscente sus contenidos. Por medio de estos supremos contenidos, de estos principios y conceptos generales, levanta la razón el edificio del conocimiento (San Agustín). El conocimiento se halla fundado, por ende, en lo absoluto, en Dios.

Esta concepción también la encontramos en la filosofía moderna (el neokantismo): la idea central del subjetivismo se presenta aquí despojada de todos los accesorios metafísicos y psicológicos (escuela de Marburgo): El sujeto, en quien el conocimiento aparece fundado en último término, no es un sujeto metafísico, sino puramente lógico. Se significa con esto el conjunto de las leyes y los conceptos supremos de nuestro conocimiento. Éstos son los medios merced a los cuales la conciencia cognoscente define los objetos. Esta definición es concebida como una producción del objeto. No hay objetos independientes de la conciencia, sino que todos los objetos son engendros de ésta, productos del pensamiento.

Sólo hay un ser conceptual, mental, no un ser real, independiente del pensamiento (es un riguroso idealismo).

El Realismo: es aquella posición epistemológica según la cual, hay cosas reales, independientes de la conciencia.

En el realismo ingenuo, las cosas nos son dadas como producto o contenidos de la percepción. Identifica los contenidos de la percepción, con los objetos. Las cosas son, según el realismo, exactamente como las percibimos.

El realismo natural, está influido por reflexiones críticas sobre el conocimiento. Ya no identifica el contenido de la percepción con el objeto, sino que distingue el uno del otro.

El realismo crítico: no cree que convengan a las cosas todas las propiedades encerradas en los contenidos de la percepción, sino que es, por el contrario, de opinión que todas las propiedades o cualidades de las cosas que percibimos sólo por un sentido como los colores, los sonidos, los olores, etc., únicamente existen en nuestra conciencia. Estas cualidades surgen cuando determinados estímulos externos, actúan sobre nuestros órganos sensoriales. No tienen, pues, carácter objetivo, sino subjetivo. Es menester, sin embargo, suponer en las cosas ciertos elementos objetivos y causales para explicar la aparición de estas cualidades. El hecho de que la sangre nos parezca roja y el azúcar dulce, ha de estar fundado en la naturaleza de estos objetos.

El Idealismo: Éste sustenta la tesis de que no hay cosas reales independientes de la conciencia. Se divide en:

El idealismo subjetivo o psicológico: las cosas no son nada más que contenidos de la conciencia. Todo su ser consiste en ser percibidas por nosotros, en ser contenidos de nuestra conciencia. Tan pronto como dejan de sr percibidas por nosotros, dejan también de existir. No poseen un ser independiente de nuestra conciencia. Nuestra conciencia con sus varios contenidos, es lo único real.

El idealismo objetivo: los objetos del conocimiento existen (engendrados) como producto del pensamiento. Mientras el idealismo subjetivo ve en el objeto del conocimiento algo psicológico, un contenido de conciencia (y el realismo lo considera como algo real, como un contenido parcial del mundo exterior), el idealismo lógico lo tiene por algo lógico, por un producto del pensamiento.

Veamos un ejemplo: cogemos un pedazo de yeso. Para el realista existe el yeso fuera e independientemente de nuestra conciencia. Para el idealista subjetivo el yeso existe sólo en nuestra conciencia. Su ser entero consiste en que lo percibimos. Para el idealista lógico el objeto yeso no existe ni en nosotros ni fuera de nosotros; no existe pura y simplemente, sino que necesita ser engendrado. Pero tiene lugar por obra de nuestro pensamiento. Formando el concepto de yeso, engendra nuestro pensamiento el objeto yeso. Para el idealista lógico, el yeso no es un objeto real ni un ser consciente, sino un ser lógico – ideal (¨El ser no descansa en sí mismo; el pensamiento es quien lo hace surgir¨. Escuela de Marburgo).
Para ambos idealismos, el objeto del conocimiento no es nada real, sino algo ideal.

El fenomenalismo: es un intento de reconciliación entre el realismo y el idealismo (Kant).

El fenomenalismo (fenómeno, apariencia) es la teoría según la cual, no conocemos las cosas como son en sí, sino como nos aparecen. Para el fenomenalismo hay cosas reales, pero no podemos conocer su esencia. Sólo podemos saber que las cosas son, pero no ¨lo que son¨.

El fenomenalismo coincide con el realismo en admitir cosas reales; pero coincide con el idealismo en limitar el conocimiento a la conciencia, al mundo de la apariencia, de lo cual resulta inmediatamente la incognoscibilidad de las cosas en sí.

Cuando concebimos el mundo como compuesto de cosas que están dotadas de propiedades, o sea, cuando aplicamos a los fenómenos el concepto de sustancia; o cuando consideramos ciertos procesos como producidos por una causa, esto es, cuando aplicamos el concepto de causalidad; o cuando hablamos de la realidad, la posibilidad, la necesidad, todo esto se funda, en opinión del fenomenalismo, en ciertas formas y funciones a priori del entendimiento, las cuales excitadas por las sensaciones, entran en acción independientemente de nuestra voluntad. Los conceptos supremos o las categorías que aplicamos a los fenómenos, no representan por consiguiente, propiedades objetivas de las cosas, sino que son formas lógicas subjetivas de nuestro entendimiento, el cual ordena con su ayuda los fenómenos y hace surgir de este modo ese mundo objetivo que, en opinión del hombre ingenuo, existe sin nuestra cooperación y con anterioridad a todo conocimiento.

El mundo en que vivimos es, dicho con otras palabras, un mundo formado por nuestra conciencia. Nunca podemos conocer cómo está constituido el mundo en sí, esto es, prescindiendo de nuestra conciencia y de sus formas a priori. Pues tan pronto como tratamos de conocer las cosas, las introducimos, por decirlo así, en las formas de la conciencia. Ya no tenemos pues, ante nosotros la cosa en sí, sino la cosa como se nos aparece, o sea el fenómeno.

Esta teoría fue desarrollada por Kant.

Amigo Estudiante:

Con base en la lectura anterior (esencia del conocimiento), haga un texto, tipo Ensayo, tratando de rodear argumentalmente los siguientes aspectos:
• ¿Son las cosas, como son? ¿Como las percibimos o como las pensamos? ¿Qué es la Realidad? (para un realista, para un idealista, etc.).¿Cómo transforma la realidad una postura desde el objetivismos y el subjetivismo?, etc.

martes, 23 de febrero de 2010

EVALUACIÓN PRIMERA FILOSOFÍA 11º



INSTITUCION EDUCATIVA JULIO CÉSAR GARCÍA
¨ Construyendo convivencia formamos personas con visión empresarial¨
EVALUACIÓN (1ª) PP

ÁREA: FILOSOFÍA
GRADO: 11º
FECHA: Febrero 24 de 2010

NOMBRE: ……………………………………………………………………………………Grupo: ………………
1. (Valor 2.5 puntos)
En el siguiente fragmento, la autora nos muestra el camino tortuoso del aprendizaje humano, tomando como base el mito (alegoría) de la caverna de Platón. Con base en su experiencia y razonamiento, Usted ¿qué piensa de este proceso y cuál es el papel de la filosofía en el mismo?
¨(… ) La ascensión hacia la luz, la salida de la caverna es un verdadero arrancamiento. Supone una conversión de todo nuestro ser, una renuncia al mundo, ascesis dolorosa. Deslumbramiento, ceguera, sufrimientos de todo tipo, sólo provocan al principio rebelión y resistencia, y después esfuerzos penosos, cumplidos de mala gana, en la nostalgia de una pasividad perdida. ¡Cuán penoso pueden ser el esfuerzo y la reflexión, el aprendizaje de los saberes, el alumbramiento de los primeros juicios personales, el paso del ¨se dice¨ al de ¡Yo pienso!¨ (Geneviève Droz. Los Mitos platónicos).
2. (Valor 2.5 puntos)
Haga una corta reflexión filosófica sobre el pasaje siguiente:
¨Esta alegoría plantea uno de los problemas más delicados de la filosofía platónica, el de las relaciones entre el ser y el conocimiento. Si el mundo sensible es sólo la burda copia del mundo inteligible, si la única realidad verdadera está en el bando de las Ideas, el hombre es realmente habitante de los dos mundos: sin duda puede contentarse con su caverna de ilusiones engañosas, pero también tiene la capacidad de salir y de acercarse a la verdad. La apariencia trágica de nuestra condición está compensada por un optimismo racionalista, confiando en una posible liberación del hombre mediante el conocimiento¨. (op. cit)
3. (Valor 5 puntos)
El concepto de verdad se relaciona estrechamente con la esencia del conocimiento. Verdadero conocimiento es tan sólo el conocimiento verdadero. Un ¨ conocimiento falso¨ no es propiamente conocimiento, sino error e ilusión. Más ¿en qué consiste la verdad del conocimiento? Según lo dicho, debe radicar en la concordancia de la imagen con el objeto. Un conocimiento es verdadero si su contenido concuerda con el objeto mentado.
Surge entonces, un problema de varios, como es la POSIBILIDD DEL CONOCIMIENTO HUMANO (¿puede el sujeto aprehender realmente el objeto?), al cual responden varias escuelas (posturas) filosóficas, entre ellas:
• El Dogmatismo: Es aquella posición epistemológica para la cual todavía no existe el problema del conocimiento. El dogmatismo da por supuesta la posibilidad y la realidad del contacto entre el sujeto y el objeto: la conciencia cognoscente aprehende su objeto. Esta posición se sustenta en una confianza de la razón humana, todavía no debilitada por ninguna duda.
• El Escepticismo: Según el escepticismo, el sujeto no puede aprehender el objeto. El conocimiento, en el sentido de una aprehensión real del objeto, es imposible. Por eso no debemos emitir pronunciar ningún juicio, sino abstenernos totalmente de juzgar.
• El Subjetivismo y El Relativismo: según éstos, hay una verdad: pero ésta tiene una validez limitada. No hay ninguna verdad universalmente válida. El subjetivismo, como ya lo indica su nombre, limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga. Para el relativismo, la verdad es relativa a una condición o circunstancia determinada. Tampoco tiene una validez universal.
• El Pragmatismo: Como el escepticismo, también el pragmatismo abandona el concepto de verdad en el sentido de la concordancia entre el pensamiento y el ser. Pero el pragmatismo no se detiene en esta negación, sino que remplaza el concepto abandonado por un nuevo concepto de la verdad. Según él, verdadero significa útil, valioso, fomentador de la vida.
• El Criticismo: Una posición intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo, se llama el criticismo (examinar).
El criticismo comparte con el dogmatismo la fundamental confianza a la razón humana. Está convencido de que es posible el conocimiento, de que hay una verdad. Pero mientras esta confianza induce al dogmatismo a aceptar despreocupadamente, por decirlo, así, todas las afirmaciones de la razón humana y a no reconocer límites al poder del conocimiento humano, el criticismo, próximo en esto al escepticismo, une a la confianza en el conocimiento humano, en general, la desconfianza hacia todo conocimiento determinado. El criticismo examina todas las afirmaciones de la razón humana y no acepta nada despreocupadamente. Dondequiera pregunta por los motivos y pide cuentas a la razón humana.
Según lo anterior, analice cada postura filosófica, desde el punto de vista ético y político.
NOTA: Evaluación individual con un plazo máximo de entrega: viernes 26 de febrero.

martes, 16 de febrero de 2010

POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO

¿Puede el sujeto aprehender realmente el objeto? Esta es la cuestión de la POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO. (El Dogmatismo. El Escepticismo. El Subjetivismo y el Relativismo. El Pragmatismo. El Criticismo)
• El Dogmatismo: Es aquella posición epistemológica para la cual todavía no existe el problema del conocimiento. El dogmatismo da por supuesta la posibilidad y la realidad del contacto entre el sujeto y el objeto: la conciencia cognoscente aprehende su objeto. Esta posición se sustenta en una confianza de la razón humana, todavía no debilitada por ninguna duda.
El contacto entre el sujeto y el objeto no puede parecer problemático a quien no ve que el conocimiento representa una relación. No ve que el conocimiento es por esencia una relación ente el sujeto y un objeto. Cree, por el contrario, que los objetos del conocimiento nos son dados absolutamente y no meramente por obra de la función intermediaria del conocimiento.
Según la concepción del dogmatismo, los objetos de la percepción y los objetos del pensamiento nos son dados de la misma manera: directamente en su corporeidad.
También los valores existen, pura y simplemente, para el dogmático.
Como actitud de hombre ingenuo, el dogmatismo es la posición primera y más antigua. En el período originario de la filosofía griega domina de un modo casi general. Las reflexiones epistemológicas no aparecen, en general, entre los presocráticos. Estos pensadores se hallan animados todavía por una confianza ingenua en la capacidad de la razón humana. Vueltos por entero hacia el ser, hacia la naturaleza, no sienten que el conocimiento mismo es un problema. Se plantea este problema por primera vez, son los sofistas.

• El Escepticismo: ¨Los extremos se tocan¨. El dogmatismo se convierte, muchas veces, en su contrario, en el escepticismo (cavilar, examinar). Mientras aquél considera la posibilidad de un contacto entre el sujeto y el objeto, como algo comprensible de suyo, éste la niega. Según el escepticismo, el sujeto no puede aprehender el objeto. El conocimiento, en el sentido de una aprehensión real del objeto, es imposible. Por eso no debemos emitir pronunciar ningún juicio, sino abstenernos totalmente de juzgar.
Mientras el dogmatismo desconoce en cierto modo el sujeto, el escepticismo no ve el objeto. Su vista se fija en tan exclusivamente en el sujeto, en la función del conocimiento, que ignora por completo la significación del objeto. Su atención se dirige íntegramente a los factores subjetivos del conocimiento humano. Observa cómo todo conocimiento está influido por la índole del sujeto y de sus órganos de conocimiento, así como por circunstancias exteriores (medios, círculo cultural). De este modo escapa a su vista el objeto, que es, sin embargo, tan necesario para que tenga lugar el conocimiento, puesto que éste representa una relación entre un sujeto y un objeto.
El escepticismo se encuentra ante todo en la Antigüedad. Su fundador es Pirrón de Elis (360-270). Según él, no se llega a un contacto entre del sujeto y el objeto. A la conciencia cognoscente le es imposible aprehender su objeto. No hay conocimiento. De dos juicios contradictorios, el uno es, por ende, tan exactamente verdadero como el otro. Como no hay conocimiento ni juicio verdadero, Pirón recomienda la abstención de todo juicio.
El escepticismo académico, no es tan radical como este escepticismo antiguo o pirrónico. Según el escepticismo académico, es imposible un saber riguroso. No tenemos nunca la certeza de que nuestros juicios concuerden con la realidad. Nunca podemos decir, pues, que esta o aquella proposición sea verdadera; pero sí podemos afirmar que parece ser verdadera, que es probable. No hay por tanto, certeza, sino sólo probabilidad.
El escepticismo radical o absoluto se anula a sí mismo. Afirma que el conocimiento es imposible. Pero con esto expresa un conocimiento. En consecuencia, considera el conocimiento como posible de hecho y, sin embargo, afirma que es imposible. Incurre pues, en una contradicción consigo mismo.
No hay verdad ni certeza, pero sí probabilidad. No podemos tener nunca la pretensión de que nuestros juicios sean verdaderos, sino tan sólo la de que sean probables.
Por escepticismo entendemos, en primer término, efectivamente, el escepticismo general y de principio. El escepticismo metafísico es llamado habitualmente positivismo. Según esta posición, que remonta a Augusto Comte (1798-1857), debemos atenernos a lo positivamente dado, a los hechos inmediatos de la experiencia y guardarnos de toda especulación metafísica. Sólo hay conocimiento y un saber, el propio de las ciencias especiales, pero no un conocimiento y un saber filosófico – metafísico.
Por errado que el escepticismo sea, no se le puede negar cierta importancia para el desarrollo espiritual del individuo y de la humanidad. Es, en cierto modo, un fuego purificador de nuestro espíritu, que limpia éste de prejuicios y errores y le empuja a la continua comprobación de sus juicios.
En la historia de la filosofía el escepticismos e presenta como el antípoda del dogmatismo. Mientras éste llena a los pensadores e investigadores de una confianza tan bienaventurada como excesiva en la capacidad de la razón humana, aquél mantiene despierto el sentido de los problemas. El escepticismo hunde el taladrante aguijón de la duda en el pecho del filósofo, de suerte que éste no se aquieta en las soluciones dadas a los problemas, sino que se afana y lucha continuamente por nuevas y más hondas soluciones.


• El Subjetivismo y El Relativismo: según éstos, hay una verdad: pero ésta tiene una validez limitada. No hay ninguna verdad universalmente válida. El subjetivismo, como ya lo indica su nombre, limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga. Éste puede ser tanto el sujeto individual o el individuo humano como el sujeto general o el género humano. En el primer caso tenemos un subjetivismo individual; en el segundo, un subjetivismo general. Según el primero, un juicio es válido únicamente para el sujeto individual que lo formula (para los demás puede ser falso).
Para el subjetivismo general hay verdades supraindividuales, pero no verdades universalmente válidas. Ningún juicio es válido más que para el género humano.
El relativismo está emparentado con el subjetivismo. Según él, no hay tampoco ninguna verdad absoluta, ninguna verdad universalmente válida; toda verdad es relativa, tiene una sola validez limitada (la influencia del medio, del espíritu, del tiempo, la pertenencia a un círculo cultural determinado).
El Escepticismo, el Subjetivismo y el Relativismo, se encuentran ya en la antigüedad. Los representantes cásicos del subjetivismo son los sofistas.
El subjetivismo y el relativismo incurren en una contradicción análoga a la del escepticismo. Éste juzga que no hay no hay ninguna verdad, y se contradice a sí mismo.
Una verdad que no sea universalmente válida representa un sinsentido. La validez universal de la verdad está fundada en la esencia de la misma. La verdad significa la concordancia del juicio con la verdad objetiva. Si existe esa concordancia, no tiene sentido limitarla a un número determinado de individuos. Si existe, existe para todos. El dilema es: o el juicio es falso, y entonces no es válido para nadie, o es verdadero y entonces es válido para todos, es universalmente válido.
El subjetivismo y el relativismo son en el fondo, escepticismo. Pues también ellos niegan la verdad, si no directamente, como el escepticismo, indirectamente, atacando su validez universal.
• El Pragmatismo: Como el escepticismo, también el pragmatismo abandona el concepto de verdad en el sentido de la concordancia entre el pensamiento y el ser. Pero el pragmatismo no se detiene en esta negación, sino que remplaza el concepto abandonado por un nuevo concepto de la verdad. Según él, verdadero significa útil, valioso, fomentador de la vida.
Según el pragmatismo, el hombre no es en primer término un ser teórico o pensante, sino un ser práctico, un ser de voluntad y acción. Su intelecto está íntegramente al servicio de su voluntad y de su acción. El intelecto es dado al hombre, no para investigar y conocer la verdad, sino para poder orientarse en la realidad. Su verdad consiste en la congruencia de los pensamientos con los fines prácticos del hombre, en que aquellos resulten útiles y provechosos para la conducta práctica de éste. El intelecto no le ha sido dado para conocer la verdad, sino para obrar.

• El Criticismo: Una posición intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo, se llama el criticismo (examinar).
El criticismo comparte con el dogmatismo la fundamental confianza a la razón humana. Está convencido de que es posible el conocimiento, de que hay una verdad. Pero mientras esta confianza induce al dogmatismo a aceptar despreocupadamente, por decirlo, así, todas las afirmaciones de la razón humana y a no reconocer límites al poder del conocimiento humano, el criticismo, próximo en esto al escepticismo, une a la confianza en el conocimiento humano, en general, la desconfianza hacia todo conocimiento determinado. El criticismo examina todas las afirmaciones de la razón humana y no acepta nada despreocupadamente. Dondequiera pregunta por los motivos y pide cuentas a la razón humana. Su conducta no es dogmática ni escéptica, sino reflexiva y crítica. Es un término medio entre la temeridad dogmática y la desesperación escéptica.
En la Antigüedad con Platón y Aristóteles y ente los estoicos; en Descartes y Leibniz y todavía en Locke y Hume. Sin embargo, el verdadero fundador del criticismo es Kant, cuya filosofía se llama pura y simplemente criticismo. Según él, el escepticismo y el dogmatismo, son posiciones exclusivistas. La una tiene una confianza ciega en la razón humana, la otra, una desconfianza, sin previa crítica. El criticismo supera ambos exclusivismos.
El Criticismo es ` aquel método de filosofar que consiste en investigar las fuentes de las propias afirmaciones y objeciones y las razones en que las mismas descansan, método que da la esperanza de llegar a la certeza`.
En la cuestión de la posibilidad del conocimiento, el criticismo es la única posición justa.

Preguntas a Resolver:
1. Con respecto a la POSIBILIDD DEL CONOCIMIENTO HUMANO, qué plantea El Dogmatismo?
2. Con respecto a la POSIBILIDD DEL CONOCIMIENTO HUMANO, qué plantea El Escepticismo?
3. El subjetivismo y El Relativismo, al negar la validez universal del conocimiento humano, en qué contradicción caen?
4. Si el Criticismo, es la posición justa en la posibilidad del conocimiento humano, explique por qué y cuál es su importancia.

ORIGEN DEL CONOCIMIENTO HUMANO

¿Es la Razón o la experiencia, la fuente y base del conocimiento humano? Esta es la cuestión del ORIGEN DEL CONOCIMIENTO HUMANO. (El racionalismo. El Empirismo. El Intelectualismo. El Apriorismo)

Si formulamos el juicio: ¨ el sol calienta la piedra¨, lo hacemos fundándonos en determinadas percepciones. Vemos cómo el ilumina la piedra y comprobamos tocándola que se calienta paulatinamente. Para formular este juicio, nos apoyamos en los datos de nuestros sentidos –la vista y el tacto- o, dicho brevemente, en la experiencia.

Pero nuestro juicio presenta un elemento que no está contenido en la experiencia. Nuestro juicio no dice meramente que el sol ilumina la piedra y que ésta se calienta, sino que afirma que entre estos dos procesos existe una conexión íntima, una conexión causal. La experiencia nos revela que un proceso sigue al otro.

Nosotros agregamos la idea de que un proceso resulta del otro, es causado por el otro. El juicio: ¨el sol calienta la piedra¨ presenta según este, dos elementos, de los cuales el uno procede de la experiencia, el otro del pensamiento.
Ahora bien, cabe preguntar: ¿cuál de estos dos factores es el decisivo? La conciencia cognoscente, ¿se apoya preferentemente, o incluso, exclusivamente, en la experiencia o en el pensamiento?
¿De cuál de las fuentes de conocimiento saca sus contenidos? ¿Dónde reside el origen del conocimiento?
• El Racionalismo: la posición epistemológica que ve en el pensamiento, en la razón, la fuente principal del conocimiento humano, se llama racionalismo (de ratio = razón).
Según el racionalismo, un conocimiento sólo merece, en realidad, este nombre cuando es lógicamente necesario y universalmente válido. Cuando nuestra razón juzga que una cosa tiene que ser así, y que no puede ser de otro modo; que tiene que ser así, por tanto, siempre y en todas partes, entonces, y sólo entonces, nos encontramos ante un verdadero conocimiento, en opinión del racionalismo.
Un conocimiento semejante se nos presenta, cuando formulamos el juicio ¨el todo es mayor que las partes¨, o el juicio ¨los cuerpos son extensos.¨ En ambos casos vemos con evidencia que tiene que ser así y que la razón se contradiría a sí misma si quisiera sostener lo contrario. Y porque tiene que ser así, es también siempre y en todas partes así.
Estos juicios poseen una necesidad lógica y una validez universal rigurosa.
Cosa muy distinta sucede, en cambio, con el juicio ¨todos los cuerpos son pesados¨, o el juicio ¨el agua hierve a 100 grados¨. En éste caso sólo podemos juzgar que es así, pero no tiene que ser así. Es perfectamente posible que el agua hierva a una temperatura inferior o superior; y tampoco significa una contradicción interna representarse un cuerpo que no posea peso, pues la nota del peso no está contenida en el concepto de cuerpo. Estos juicios no tienen pues, necesidad lógica. Y, asimismo, les falta la rigurosa validez universal.
Estos juicios son válidos pues, dentro de los límites determinados. En estos juicios nos hallamos atenidos a la experiencia.
Los juicios fundados en el pensamiento, en la razón, poseen necesidad lógica y validez universal; los demás, por el contrario, no. Todo verdadero conocimiento se funda, según esto –así concluye el racionalismo-, en el pensamiento. Éste es, por ende, la verdadera y fuente base del conocimiento humano.
El conocimiento matemático es un modelo de la interpretación racionalista del conocimiento, en donde el pensamiento impera con absoluta independencia de toda experiencia, siguiendo sus propias leyes.
El mundo de la experiencia se encuentra en un continuo cambio y mudanza. Consiguientemente, no puede procurarnos un verdadero saber. Los sentidos no pueden conducirnos nunca a un verdadero saber. Les debemos una mera opinión.
La teoría de las ideas innatas, que aparece en la edad moderna con Descartes, según ella, nos son innatos cierto número de conceptos, justamente los más importantes, los conceptos fundamentales del conocimiento. Estos conceptos no proceden de la experiencia, sino que son originarios de la razón.

• El Empirismo (experiencia): opone a la tesis del racionalismo (según la cual el pensamiento, la razón, es la verdadera fuente del conocimiento) la antítesis que dice: la única fuente del conocimiento humano es la experiencia.
La conciencia cognoscente no saca sus contenidos de la razón, sino exclusivamente de la experiencia. El espíritu humano está por naturaleza vacío; es una tábula rasa, una hoja de escribir y en la que escribe la experiencia. Todos nuestros conceptos, incluso los más generales y abstractos proceden de la experiencia.
El niño empieza por tener percepciones concretas. Sobre la base de estas percepciones llega paulatinamente a formar representaciones generales y conceptos. Estos nacen, por ende, de la experiencia. No se encuentra nada semejante a esos conceptos que existen acabados en el espíritu o se forman con tal independencia de la experiencia. La experiencia se presta pues, como la única fuente del conocimiento.
En las ciencias naturales está representada la defensa de su tesis, ya que las ciencias naturales, la experiencia representa el papel decisivo. En ellas se trata, sobre todo, de comprobar exactamente los hechos mediante una cuidadosa observación. El investigador está completamente entregado a la experiencia.
El fundador del empirismo es John Locke (1632-1704). Combate con toda decisión la teoría de las ideas innatas. El alma es un ¨papel en blanco¨ que la experiencia cubre poco a poco con los trazos de su escritura. Reconoce en la esfera matemática un conocimiento independiente de la experiencia y, por ende, universalmente válido. Todos los conceptos de este conocimiento proceden también de la experiencia, pero las relaciones existentes entre ellos son válidas independientemente de toda experiencia.

• El Intelectualismo: El racionalismo y el empirismo son antagónicos. El intelectualismo media entre ellos, afirmando que ambos factores tienen parte en la producción del conocimiento.
El intelectualismo sostiene con el racionalismo que hay juicios lógicamente necesarios y universalmente válidos, y no sólo sobre los objetos ideales, sino también sobre los objetos reales.
De este modo, la experiencia y el pensamiento forman juntamente la base del conocimiento humano.
Esta teoría ha sido desarrollada en la Edad Media por Santo Tomás de Aquino. La tesis fundamental de ésta dice: empezamos recibiendo de las cosas concretas imágenes sensibles. El intelecto extrae de ellas las imágenes esenciales generales. El intelecto recibe en sí éstas y juzga sobre las cosas. De los conceptos esenciales así formados se obtienen luego, por medio de otras operaciones del pensamiento, los conceptos supremos y más generales.

• El Apriorismo: es un segundo intento de mediación entre el racionalismo y el empirismo.
También éste considera la experiencia y el pensamiento como fuentes de conocimiento. Pero el apriorismo define la relación entre la experiencia y el pensamiento en un sentido contrario al intelectualismo.
Nuestro conocimiento presenta elementos a priori, independientes de la experiencia, siendo factores de naturaleza formal. No son contenidos, sino formas del conocimiento. Estas formas reciben sus contenidos de la experiencia.
Los factores a priori semejan, en cierto sentido, recipientes vacíos que la experiencia llena con contenidos concretos.
El principio del apriorismo dice: ¨Los conceptos sin las intuiciones están vacíos; las intuiciones sin los conceptos, están ciegas.¨
Hay un factor racional y un factor empírico en el conocimiento humano.
El factor a priori no procede de la experiencia, sino del pensamiento, de la razón.


Preguntas:
• ¿Por qué es importante y fundamental conocer acerca del origen del conocimiento; si éste es producto de la experiencia o producto de la razón, si ¨vulgarmente¨ aprehendemos, conocemos, sin ¨importar¨ (aparentemente) la fuente?

• El conocimiento matemático, fundado exclusivamente en la razón (según el racionalismo), también es considerado en el empirismo como un conocimiento válido independiente de la experiencia. En qué radica la posición epistemológica del empirismo con el racionalismo, con respecto a éste conocimiento? Explique.
• Explique brevemente su posición con respecto a lo planteado por el Intelectualismo y el Apriorismo.

lunes, 15 de febrero de 2010

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO (Compendio)

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO
(Compendio)

La actitud del filósofo ante la totalidad de los objetos, es una actitud intelectual, una actitud de pensamiento. El filósofo trata de conocer, de saber. Es por esencia un espíritu cognoscente.
Toda filosofía presenta:

• La orientación hacia la totalidad de los objetos
• El carácter racional, cognoscitivo de esta orientación.
La reflexión filosófica se extiende al contenido total de la conciencia humana. No se dirige sólo a los objetos prácticos, a los valores y las virtudes, sino también al conocimiento científico.
La actividad del estadista, del poeta, del hombre de ciencia, se torna por igual objeto de la reflexión filosófica.
La filosofía, en su transcurrir histórico, ha considerado dos elementos:
• La concepción del Universo
• La concepción del yo
La filosofía es ambas cosas: una concepción del universo y una concepción del yo.
Macrocosmos = Concepción del Universo
Microcosmos = Concepción del Yo
La filosofía es una autorreflexión del espíritu sobre su conducta valorativa, teórica y práctica y a la vez, una aspiración al conocimiento, una aspiración a una concepción racional del universo.

Relación de la Ciencia, el Arte, la Religión y la Moral con la Filosofía
La filosofía y la ciencia: ambas descansan en la misma función del espíritu humano, en el PENSAMIENTO. Pero, ambas se distinguen por su objeto. Las ciencias especiales tienen por objeto parcelas de la realidad. La filosofía, se dirige al conjunto de ésta (ciencia particular y ciencia universal = filosofía).
El Arte, la Religión y la Filosofía, todas quieren dar una explicación de la realidad, forjar una concepción del universo, lo que las diferencia, es el ORIGEN de la concepción: la Religión se origina en la Fe religiosa: vivencia de los valores religiosos; la experiencia de Dios.
La Filosofía, pretende dar una validez universal y dar una demostración racional de la totalidad de los objetos.
El Arte: la concepción del universo que da el artista, no procede del pensamiento puro. El artista y el poeta no crean su obra con el intelecto, sino que la sacan de la totalidad de las fuerzas espirituales (subjetividad). Elevan los objetos a la esfera de la apariencia, de lo irreal.
La filosofía es pues:
• Teoría de la ciencia (teorética),
• Teoría de los valores (práctica), y
• Teoría de la concepción del universo.
La teoría de la ciencia se divide en: formal y material. A la primera, la llamamos Lógica; a la última, Teoría del Conocimiento.
La teoría del Conocimiento, es la teoría de los principios materiales del conocimiento humano.
Mientras que la Lógica investiga los principios formales del conocimiento, esto es, las formas y las leyes más generales del pensamiento humano, la teoría del conocimiento se dirige a los supuestos materiales más generales del conocimiento científico: pregunta por la verdad del conocimiento, esto es, por su concordancia con el objeto.
La teoría del conocimiento podría definirse pues, como la teoría del conocimiento verdadero y la lógica, como la teoría del pensamiento correcto.
La teoría de los valores se divide, con arreglo a las distintas clases de valores en Teoría de los valores Éticos, Estéticos y de los valores religiosos (Ética, Estética y Filosofía de la Religión).
La Concepción del universo (teoría) se divide en: Metafísica y concepción o teoría del universo, que investiga los problemas de Dios, La Libertad y la Inmortalidad.


El Fenómeno del Conocimiento y los Problemas Contenidos en Él

La teoría del conocimiento es pues, como su nombre lo indica, una teoría, esto es, una explicación o interpretación filosófica del conocimiento humano.
El fenómeno del conocimiento se nos presenta en sus rasgos fundamentales, de la manera siguiente:
En el conocimiento se hallan frente a frente la conciencia y el objeto, el Sujeto y el Objeto. El conocimiento se presenta como una relación entre estos dos miembros, que permanecen en ella eternamente separados el uno del otro. El dualismo del sujeto y objeto pertenece a la esencia del conocimiento.
La relación entre los dos miembros es a la vez una correlación. El sujeto sólo es sujeto para un objeto y el objeto sólo es objeto para un sujeto.
Ser sujeto es algo completamente distinto que ser objeto. La función del sujeto consiste en aprehender el objeto, la del objeto en ser aprehensible y aprehendido por el sujeto.
Vista desde el sujeto, esta aprehensión se presenta como una salida del sujeto fuera de su propia esfera, una invasión en la esfera del objeto y una captura de las propiedades de éste. El objeto no es arrastrado empero, dentro de la esfera del sujeto, sino que permanece trascendente a él. No en el objeto, sino en el sujeto, cambia algo por obra de la función de conocimiento. En el sujeto surge una cosa que contiene las propiedades del objeto, surge una imagen del objeto.
Visto desde el objeto, el conocimiento se presenta como una transferencia de las propiedades del objeto al sujeto.
En el trascender del sujeto al objeto y de éste al sujeto, el objeto tiene el predominio sobre el sujeto. El objeto es el determinante, el sujeto el determinado. El conocimiento puede definirse, como una determinación del sujeto por el objeto.
Pero lo determinado no es el sujeto pura y simplemente, sino tan sólo la imagen del objeto en él. Esta imagen es objetiva, en cuanto que lleva los rasgos del objeto. Siendo distinta del objeto, se halla en cierto modo entre el sujeto y el objeto. Constituye el instrumento mediante el cual la conciencia cognoscente aprehende su objeto.
El sujeto se conduce receptivamente frente al objeto. Esta receptividad no significa pasividad.
Por el contrario, puede hablarse de una actividad y espontaneidad del sujeto en el conocimiento.
Dividimos los objetos en reales e ideales. Llamamos real todo lo que nos es dado en la experiencia externa o interna o se infiere de ella. Los objetos ideales se presentan, por el contrario, como irreales, como meramente pensados. Objetos ideales son, por ejemplo, los objetos de las matemáticas, los números y las figuras geométricas. Estos objetos ideales poseen un ser en sí.
Las leyes de los números, las relaciones que existen, por ejemplo, entre los lados y los ángulos de un triángulo, son independientes de nuestro pensamiento subjetivo, en el mismo sentido en que lo son los objetos reales.
El concepto de verdad se relaciona estrechamente con la esencia del conocimiento. Verdadero conocimiento es tan sólo el conocimiento verdadero. Un ¨ conocimiento falso¨ no es propiamente conocimiento, sino error e ilusión.
Más ¿en qué consiste la verdad del conocimiento? Según lo dicho, debe radicar en la concordancia de la imagen con el objeto. Un conocimiento es verdadero si su contenido concuerda con el objeto mentado. El concepto de verdad, según esto, el concepto de una relación. Expresa una relación, la relación del contenido del pensamiento, de la ¨imagen¨ con el objeto.
Pero no basta que un conocimiento sea verdadero; necesitamos poder alcanzar la certeza de que es verdadero. Entonces, ¿En qué podemos conocer si un conocimiento es verdadero? Es la cuestión del criterio de la verdad.
En el fenómeno del conocimiento humano se presentan tres esferas distintas: el sujeto, la imagen y el objeto.
Por el sujeto, el fenómeno del conocimiento toca con la esfera psicológica; por la imagen, con la lógica; por el objeto, con la ontológica. La Psicología dirige su mirada al origen y curso de los procesos psicológicos. Pregunta cómo tiene lugar el conocimiento, pero no si es verdadero, esto es, si concuerda con el objeto. La cuestión de la verdad se halla fuera de su alcance. Si incurriese en ello, incurriría en un error del psicologismo.
La ¨imagen¨ del objeto en el sujeto es un ente lógico y, como tal, objeto de la lógica. Pero la lógica no puede resolver el problema del conocimiento. La lógica investiga los entes lógicos como tales, su arquitectura íntima, la concordancia del pensamiento consigo mismo, no su concordancia con el objeto. Se caería en el logicismo.
El objeto hace frente a la conciencia como algo que es –trátese de un ser ideal o de un ser real- . El ser, por su parte, es objeto de la ontología. Pero la ontología no puede resolver el problema del conocimiento. Así como no puede eliminarse el sujeto, tampoco el objeto. Cuando se desconoce esto y se ve el problema del conocimiento, el resultado es la posición del ontologismo.
Ni la psicología, ni la lógica, ni la ontología pueden resolver, según esto, el problema del conocimiento.


Problemas contenidos en el conocimiento humano:
• ¿Puede el sujeto aprehender realmente el objeto? Esta es la cuestión de la POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO. (El Dogmatismo. El Escepticismo. El Subjetivismo y el Relativismo. El Pragmatismo. El Criticismo)

• ¿Es la Razón o la experiencia la fuente y base del conocimiento humano? Esta es la cuestión del ORIGEN DEL CONOCIMIENTO HUMANO. (El Racionalismo. El Empirismo. El Intelectualismo. El Apriorismo)

• ¿Es el objeto el que determina al sujeto, o el sujeto al objeto? Es la cuestión de la ESENCIA DEL CONOCIMIENTO. (El Objetivismo. El Subjetivismo. El Realismo. El Idealismo. El fenomenalismo.

• ¿Además de un conocimiento racional hay un conocimiento de otra especie, un conocimiento intuitivo, en oposición al discursivo racional. Es la cuestión de LAS FORMAS DEL CONOCIMIENTO HUMANO.

• Si hay un conocimiento verdadero, ¿En qué podemos conocer esta verdad? ¿Cuál es el criterio que nos dice, en el caso concreto, si un conocimiento es o no verdadero.