En sentido amplio, el concepto de existencialismo es confuso y oscuro. No hay una definición teórica clara y unánime. Sin embargo, la concepción más compartida apunta hacia un movimiento filosófico, cuyo postulado fundamental es que los seres humanos, en forma individual, son los que crean el significado y la esencia de sus vidas.
La corriente, de manera general, destaca el hecho de la libertad y la temporalidad del hombre, de su existencia en el mundo más que de su supuesta esencia profunda.
Las cuestiones filosóficas del existencialismo tienden a escudriñar en lo profundo de la condición humana.
Emergió como movimiento en el siglo XX, en el marco de la literatura y la filosofía, heredando algunos de los argumentos de filósofos anteriores como Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche y Unamuno.
El existencialismo es una corriente, movimiento o serie de doctrinas filosóficas y culturales que tiene por objetivo y disciplina, el análisis y la descripción del sentido individual de la vida humana en cuanto “existe”. Sostiene que el existente humano piensa, actúa, se refiere y relaciona consigo mismo, con su propia trascendencia, con sus contradicciones y sus angustias.
El existencialismo implica que el individuo es libre y, por ende, totalmente responsable de sus actos. Esto incita en el ser humano la creación de una ética de la responsabilidad individual.
Origen y Desarrollo
El existencialismo nace como una reacción frente a las tradiciones filosóficas imperantes, tales como el racionalismo o el empirismo, que buscan descubrir un orden legítimo de principios metafísicos dentro de la estructura del mundo observable, en donde se pueda obtener el significado universal de las cosas. En los 1940s y 1950s, existencialistas franceses como Jean-Paul Sartre, Albert Camus, Simone de Beauvoir y Daniel Lira realizaron escritos académicos y/o de ficción que popularizaron temas existenciales del tipo de la libertad, la nada, el absurdo, entre otros.
Es la filosofía de la existencia, el movimiento filosófico y humanístico europeo, identificado por la concepción según la cual "la existencia precede a la esencia" (Jean-Paul Sartre), y que se popularizó a partir de la crisis y crítica social y moral, a raíz de los estragos y dramas socio-filosóficos ocasionados por las grandes guerras europeas del siglo XX, especialmente, la segunda guerra mundial.
Al existencialismo se le ha atribuido un carácter vivencial, ligado a los dilemas, estragos, contradicciones y estupidez humana. Esta corriente filosófica discute y propone soluciones a los problemas más propiamente inherentes a la condición humana, como el absurdo de vivir, la significancia e insignificancia del ser, el dilema de la guerra, el eterno tema del tiempo, la libertad, ya sea física o metafísica, la relación dios-hombre, el ateísmo, la naturaleza del hombre, la vida y la muerte. El existencialismo busca revelar lo que rodea al hombre, haciendo una descripción minuciosa del medio material y abstracto en el que se desenvuelve el individuo (existente), para que éste obtenga una comprensión propia y pueda dar sentido o encontrar una justificación a su existencia. (Wikipedia)
Jean Paul Sartre
"El existencialismo ateo que yo represento (...) declara que, si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre o, como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia. El hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo. Es también lo que se llama la subjetividad, que se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero ¿qué queremos decir con esto, sino que el hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o la mesa? Pues queremos decir que el hombre empieza por existir, es decir, que empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que es consciente de proyectarse hacia el porvenir. El hombre es ante todo un proyecto, que se vive subjetivamente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor; nada existe previamente a este proyecto; nada hay en el cielo inteligible, y el hombre será, ante todo, lo que habrá proyectado ser. No lo que querrá ser. Pues lo que entendemos ordinariamente por querer es una decisión consciente, que para la mayoría de nosotros es posterior a lo que el hombre ha hecho de sí mismo. Yo puedo querer adherirme a un partido, escribir un libro, casarme; todo esto no es más que la manifestación de una elección más original, más espontánea de lo que se llama voluntad. Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es; yo opino que es real el motivo o causa del ser." (Jean-Paul Sartre, El existencialismo es un humanismo)
¨ Sartre no solo es, sin duda, el filósofo moderno más destacado de Francia y uno de los más trascendentes de Europa, sino también una de las figuras más importantes de de la historia del pensamiento europeo.
Filósofo, novelista, dramaturgo y ensayista, ocupándose de temas como la guerra, la política, la literatura y la sociedad contemporánea.
Nación en París en 1905 y muere allí mismo en 1980.
¨ El Ser y La Nada¨, es una obra extensa, compleja, llevada con muy buen pulso expresivo. Sartre obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1964, rechazándolo por considerarlo de tipo burgués.
En el Ser y la nada, parte de dos ámbitos: el ser en sí y el ser para sí. El ser en sí es una especie de esfera sin fisura, es pleno, sólido, es el ser en el que no ha penetrado la razón y la separación que la ciencia introduce. Mientras el ser en sí es la materia, lo inerte, lo mecánico, el ser para sí es allí en donde la conciencia funciona por aniquilación de contenidos, proyectando una luz y diciendo este no soy yo. De lo que se trata es que el ser en sí es lo que es y como es, no tiene vueltas, no le falta nada, es. En cambio la conciencia, el ser para sí, no tiene plenitud alguna, está siempre haciéndose, no es nada determinado previamente, de hecho es la nada de su indeterminación, y por ser una nada puede llegar a ser cualquier cosa: un ser para sí no tiene una esencia previa – a diferencia de una silla, por ejemplo, que no puede ser más de lo que es -, se hace mientras vive, y se hace desplegando la libertad que es.
Un gato es como otro gato. Pero un hombre puede ser enormemente diferente a otro hombre.
Su ser es una nada de determinaciones. Él hará de esa nada un ser determinado a través de las elecciones que vaya haciendo a lo largo de su vida.
El ser humano está inventándose permanentemente, está creándose determinado por sus sucesivas elecciones.
En ese sentido es que el hombre se hace a sí mismo. Su ser no está predeterminado. Lo que llega a ser depende de sus elecciones. La libertad pertenece a la estructura misma de la conciencia. Sartre lo dice muy claramente cuando aclara que se está condenado a ser libre. No se puede dejar de elegir y, por lo tanto, de estar expuesto al fracaso y al ser – nada frente al mundo y ante lo otros hombres. Esta libertad constitutiva se reconoce en la angustia. Es en la angustia donde el hombre comprende sus er como libertad originaria.¨ (Savater, Fernando. La Aventura del Pensamiento. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 2008. Cap.25, pags. 357-371)
lunes, 6 de septiembre de 2010
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